Recientemente todos nos hemos percatado de que la forma de comunicación basada en el chat (conversación dinámica mediante mensajes escritos) ha adoptado una gran relevancia a partir de la repentina aparición de los sistemas de mensajería gratuita a través de dispositivos móviles.

Si, me estoy refiriendo al sistema WhatsApp y sus contemporáneos u otros más antiguos como el messenger para móvil en sus diferentes versiones, plataformas y sistemas.

Y es que las operadoras de telefonía en su ciego afán recaudatorio han llegado tarde a la hora de regalar los SMS, y los sistemas basados en comunicación IP (de Internet) como los anteriormente mencionados les han comido el terreno.

El caso es que esta afición generalizada por mantener conversaciones vía chat a través del teléfono móvil ha convertido a muchos y muchas en inconscientes «fraseros», esto es, personas que piensan que el interlocutor les conoce y siempre sigue el hilo de la conversación.

El problema es que estas personas equivocan la naturaleza de los protocolos y trasladan su actitud «chatera» a otros sistemas de mensajería escrita, como por ejemplo el email.

Es por esto por lo que en ocasiones, una empresa que recibe millones de emails administrados por decenas de operadores se encuentra con la llegada de mensajes diáfanos con textos incomprensibles como:

«Pues si, es tal y como dices»

o

«Llegaré a las 4 y media»

Porque cuando «emailchateamos» con una empresa u organización que tiene varias personas contestando el correo debemos tener en cuenta que quizás la persona que recibe tu frase «suelta», no tiene constancia de la conversación de la que forma parte ni está siguiendo el hilo de la misma.

De tal forma que sería aconsejable que quienes puntualmente se comuniquen por correo electrónico, SE OLVIDEN del chateo e incluyan en sus contestaciones la conversación completa, como siempre se ha hecho.

Y es de sentido común, porque a nadie se le ocurre llamar a un amigo por teléfono y soltar una broma soez antes de oír la voz del interlocutor, porque el teléfono podría haberlo cogido la abuela o a saber quién…

Saludos a todos.