Si yo pudiera irme y por fin desaparecer
de esta vida que me duele, me aburre y me obliga.
Si yo pudiera alejarme, ausentarme y huir
no volver a ser yo más, no volver a la rutina.
Me fugaría de esta cárcel, liberaría mi alma
y dejaría de sufrir, tan sólo lo justo para perecer.
Me alejaría caminando, desapareciendo al alba
y nacería el recuerdo de lo bueno que hice en vida.
No dejé de dañar, de defraudar y enfurecer,
no logré callar, contar hasta diez y tragar saliva.
Y conseguí la soledad que es lo que quería,
porque relacionarme me duele y me provoca herida.
Tan sólo los animales con sus corazones puros
consiguieron llegar al mío y arrancarle la alegría.
Su inocencia e ingenuidad derribaron mis muros
y por ellos observé que no todo en mí es dolor e ira.
Nadie debiera albergar pena en el alma por mí,
pues sólo soy alguien que no puede asimilar la vida.
A nadie debiera importar el hueco que pueda dejar,
soy alguien que desea irse porque sufre al respirar.
Quisiera de una vez, poder dejar de desear,
y volver a ser la nada, de donde nunca debí brotar.
Rafa.
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