Pilar está muy preocupada porque ha perdido a su perrito en el parque.
Pregunta a todas las personas que por allí se encuentran pero nadie sabe nada. Desesperada, toma la decisión de repartir panfletos a los viandantes y colocar carteles en toda la zona para aumentar las posibilidades de encontrarlo.
También accede a todas las tiendas que rodean el parque solicitando a sus propietarios permiso para colocar en los escaparates estos carteles en los que figura la fotografía del perro y el teléfono de contacto.
Todos los vecinos de la zona demuestran su solidaridad comentando el tema y preguntando a sus conocidos.
Afortunadamente llega la esperada llamada. Paco, el propietario de uno de los establecimientos en los que Pilar había colocado carteles, ha dado con su perro. Al parecer estaba escondido en la trastienda, detrás de unas cajas.
Después de los agradecimientos oportunos, Pilar se dirige a la salida de la tienda cuando Paco, desde el fondo del local, le indica…
-«acuérdate de quitar el cartel del escaparate.»
a lo que Pilar le contesta…
-«oye, quítalo tú, que es tu tienda»
Paco, asombrado se encamina a Pilar y le pregunta…
-«pero, ¿no vas a quitar los carteles ni a avisar a la gente del barrio de que ya has encontrado a tu perro?»
Y Pilar le contesta…
-«Si claro, no tengo yo otra cosa que hacer que perder la mañana recogiendo cartelitos y dando explicaciones a la gente.»
Pilar abandona la tienda y Paco, mientras retira el cartel del escaparate, piensa…
-«Hijaputa»
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Rafa.
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